domingo, 15 de mayo de 2022

 Te imagino aquí acurrucado y siento una mezcla de placer, vértigo, miedo, calma y culpa. Cuando te imagino siempre hay niebla en todas partes, hasta entre mis dedos. A lo mejor imaginarte es como pasear por Londres y yo aún no lo he entendido.

Por no entender, no entiendo nada más que la solidez del deseo y el vacío enorme que crea la necesidad que lo llena todo. El hambre, la sed, el frío, el fuego en la boca. La boca reseca de tantas ganas chorreando por la barbilla.

No entiendo el tiempo, no entiendo no cumplir con la norma, no entiendo qué me pasa por dentro cuando estás dentro ni tampoco lo que ocurre cuando sales. No entiendo la culpa, no entiendo la falta, la ofensa ni el miedo. No entiendo dónde está el pecado en algo que no se puede evitar y que cuando se evita no es más que ropa empapada que espera en la cuerda de tender dejar de gotear sobre el suelo… mientras llueve.

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