Era una mujer exceso, a la que le crecían flores entre los pechos y le brotaba vino de los dedos.
Era una mujer que sonaba a palmas y carcajadas, cascabeles, música y libros.
Era una mujer que no entendía ser vergüenza y ser secreto, que eligió ser escogida y presumida.
Era una mujer que sonaba a palmas y carcajadas, cascabeles, música y libros.
Era una mujer que no entendía ser vergüenza y ser secreto, que eligió ser escogida y presumida.
Era una mujer cansada de los tipos a los que les molestaba el viento y que un día dijo “a la mierda con tanto ruido”.