viernes, 1 de abril de 2022

Un puzzle

A veces pierdo el hilo de quién soy. Se me mezclan las mujeres que viven en mí y ya no sé cuál de todas habla más veces en mi boca, cuál de ellas es la que hace que el corazón me lata fuerte, cuál soy yo.

Un puzzle, me imagino. Una mezcla. La amazona que he visto emerger durante este último año (al galope, armada, confiada, fiera y decidida). La niña adulta que pide por favor un abrazo cuando algo le da miedo, pero no quiere que nadie más que ella lo resuelva, orgullosa. La de las dudas infinitas, que en diez minutos es capaz de cambiar doce veces de opinión sobre cómo se siente.
La firme. La mordaz. La ardiente. La de los pies permanentemente fríos. La impenetrable. La que pide perdón. La que no pide permiso. La que se ríe a carcajadas. La que puede quedarse afónica de tanto sollozar. La que guiña un ojo con descaro. La que quiere esconderse en su hogar. La que quiere coger un avión a cualquier parte. La que te cantaría cualquier canción en el coche. La que se acomoda en el silencio.
Hay veces que, efectivamente, no tengo ni idea de quién soy, pero trato de divertirme mientras lo averiguo.

TODOS SOMOS TODO

He sido la mala y cenicienta, la bruja y yo que sé.

He sido todo lo que se podía ser.
He sido yo, he sido tú, he sido él.

Si vivimos una vida completa, todos seremos el mentiroso, la víctima, el verdugo, el sincero, el mal amigo, el hijo de put* de alguien...

Todos somos TODO.