No eres una mujer romántica. No. Eres una mujer que vive
sola con sus sueños. Y soñabas con estar con alguien. Buscabas un hombro en el
que apoyarte, una boca que besar, un brazo al que agarrarse para cruzar la
calle, un oído atento al que susurrar confidencias, alguien con quien montar
una tienda de campaña en el sofá los domingos lluviosos y ver en la tele ese
tipo de serie estúpida que uno ve precisamente cuando se siente enamorado, es
decir, memo.

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