martes, 22 de mayo de 2012

572MJ

(...)
-¡No soy una amante muy cara!
La palabra "amante" sonó como un gallo soltado por una diva mientras cae al foso de una orquesta. La había pronunciado adrede, para ver si ÉL reaccionaba, si dejaría pasar aquella palabrota, invisible, consolidando el lugar que ella ocupaba cada día en su vida; ÉL lo escuchó como una primera vuelta de llave que lo encerraba. Ella esperó, suspendida ante la imagen tramposa del espejo, rezando para que dejara pasar la palabra, para poderla repetir más tarde, y para que más tarde aún pudiese clavarla mejor. ÉL se preguntó como tirarla a la borda sin herirla. Se instaló un silencio tembloroso de espera y reticencia. ÉL reflexionó, y se dijo que no había más de una forma de retirar esa palabra convertida en obstaculo.
-¡Tú no eres mi amante! Eres mi amiga
-Una amiga con la que uno se cuesta es una amante
-Ok. ¿Quieres que dejemos d vernos? Lo comprendería, ya sabes.
Ella se estiró y volvió la mirada. ¿Acaso le daría igual que no nos viesemos más? Soy superflua. Vamos, tío, vamos, matame, hunde más el cuchillo en la herida, todavía respiro. Odio a los hombres, me odio por necesitarlos, odio los sentimientos, me gustaría ser una mujer biónica que dé patadas cuando quieran besarla y no deje que nadie se le hacerque.

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